La generación Chino Ríos: El legado


Hace ya varios años atrás, por no decir muchos, estando en la universidad tenía un ramo llamado “Teoría del Bienestar y política social”. En ese entonces con el ímpetu juvenil que me caracterizaba realice la reflexión sobre “La generación Chino Ríos”. Aquella generación que para el  año 98’ vibraba con cada jugada tanto dentro como fuera de la cancha de este deslenguado e irreverente personaje del tenis y farándula criolla que cimento la frase “no estoy ni ahí” en el lenguaje de aquella época. Aquellos que para el plebiscito tenían 15 años y 10 años más tarde disfrutaban de la “libertad” de vivir en Democracia.
Aquella generación en ese entonces, no estaba tan interesada en la política, ni en los viajes del presidente de entonces ni de que Pinochet estaba recluido en una clínica en Londres, los políticos de ese entonces afirmaban en distintos programas o entrevistas, “es que los jóvenes no están ni ahí” con la política, no se interesan. Efectivamente era así, podríamos teorizar el ¿por qué? Pero no es la idea en esta oportunidad.
¿Qué paso con esa generación? Pues creció, tuvo hijos y comenzó a pagar impuestos, se dio cuenta que la política social era parte de vivir en una sociedad que promulgaba libertades de expresión, se dio cuenta de que ya llevábamos 15 años de democracia en 2004 y teníamos los mismos políticos en el parlamento que carecía cada vez más de liderazgos e ideas fuera del “yo luche por la democracia”. Más aún dejo de creer en el “crecer con igualdad” de Lagos porque no fue sostenible en el tiempo, porque el agua que les daban de beber era solo arena del espejismo de país en que vivimos hoy.

Hoy, después de varios años de aquella reflexión me queda la certeza de que la generación “Chino Ríos” dejo atrás el No estoy ni ahí, se empodero, pero no para ellos sino para sus hijos que no nacieron dormidos y no se dejan anestesiar con la verborrea del político de hoy y que es el mismo que estaba cuando sus padres tenían su edad. Si todo esto nos deja una lección es que una generación completa entendió que no podía cometer el mismo error que ellos cometieron de dejarse embaucar y caer de rodillas ante discursos sin una acción real detrás. La generación Chino Ríos no lucho por ella pero nos deja un legado que pocos logran comprender y que por sobre todo los políticos no quieren digerir.

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