Yo, si fijese ud, era un pendejo que se alzo contra el director de su carrera, contra el mismo pdte de Federación de entonces y hasta contra mis propios compañeros muchas veces. No me sentía como un che Guevara, ni mucho menos como un Castro, más bien me sentía como un pendejo que quería conquistar el mundo, todo un cerebro sin su pinky.
En fin, hoy por hoy me aleje del sabor del activísimo político y me dedique a mis nuevos estudios, y a otras cosas, pero siempre atento a la contingencia nacional. Hasta que me di cuenta de que había un par de personajes nuevos que llegaron a remecer y a declarar la guerra revolucionaria de ideas y más que de ideologías pasadas, de razonamiento critico y constructivo en un mundo 2009 y no en 1973. Si, puede ser cruel, me pueden acusar de no tener memoria, pero creo que después de casi 40 años, no tener memoria seria un privilegio, no para mi, sino para mis hijos que aun no tengo, y para la vejez de cada uno de nosotros.
Por esta razón es que manifiesto publica y abiertamente mi apoyo al hijo prodigo, que nada tiene que ver con las índoles y raíces políticas de su padre, ni menos las de su padrastro, es más bien, una alternativa de creer en que queremos crecer como país y cambiar el cuoteo político y por sobre todo, el cinismo político ante los micrófonos.
Marco Enríquez - Ominami, tienes mi voto.
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